UN GOLPE EN PLENO ESTÓMAGO

Hay películas que tal vez no impresionan por su técnica, ni tal vez por su transgresión sino que simplemente llegan a esos sentimientos más profundos que uno tiene: la ira, la bondad, la venganza, el cariño, la simpatía.

Este es el caso de Precious el film de Lee Daniels que llega hoy a nuestras pantallas con seis nominaciones a los Oscar (entre ellos a mejor película) y varios premios a sus espaldas, entre ellos el Globo de Oro a Mo’nique como mejor actriz protagonista.

La película narra la historia de la adolescente Precious Jones que a sus 16 años está embarazada de su segundo hijo y pese a que quiere seguir con los estudios su situación familiar se lo impide. Y es que si la escuela es el lugar donde la humillan públicamente su vida en familia no es mucho mejor, un padre más que ausente y una madre en paro y dada a la bebida acaban completando sus lazos con el mundo. Solamente una profesora decide aconsejarle un centro social al que se dirige, pero su madre no está muy de acuerdo.

Pese a que el guión puede pecar de excesivo ya que parece que la pobre protagonista es la victima de todos los males sociales Precious se convierte en una amarga y dura, muy dura visión de un mundo que apenas se muestra en las cintas de Hollywood. Muestra los entresijos de esa sociedad a la que nadie quiere mirar y lo hace sin n ingún tipo de tabúes. Hay chicas que no tienen el arropo familiar, otras que son balas perdidas sin más, otras que son chuleadas por sus novios… Lee Daniels, por eso, no quiere que sintamos pena o compasión al ver el film, sino simplemente que contemplemos esa otra realidad invisible para muchos, pocas veces intenta lograr la lágrima fácil. No se compadece de la madre de Precious por mucho que esta cuenta sus penas a la asistenta social (una Mariah Carey en su estado natural), tampoco lo hace cuando nos presenta las ensoñaciones de la protagonista cada vez que le sucede algo malo, es más, se trata de un recurso para evitar el sensacionalismo de las imágenes impactantes y eso aun llega de manera más directa al espectador.

Sobra decir que las dos principales actrices de Precious, Gabourey Sidibe y Mo’nique, están simplemente soberbias. La primera nos ofrece un personaje entrañable, con sus aristas, sus redondeces de manera cruda, el rostro de la actriz al recibir todos los golpes que le da la vida es sencillamente impactante. Y la actriz Mo’nique da una entidad a la madre de Precious que espanta, sus ‘fucks’ duelen como cuchillos, sus miradas son dardos al personaje de su hija y al espectador que no puede evitar el más profundo odio hacia ella. De manera que logra como nadie su cometido.

Para los interesados en los entresijos añadir que el film está producido por la archifamosa Oprah Winfrey y que ha triunfado en todo tipo de festivales de medio mundo entre ellos el premio del público en Toronto y San Sebastián y no es para menos.

Por último recordar que si son de aquellas personas que sufren con las películas que se preparen porque Precious es una patada en el estomago de las emociones tan grande como la belleza de su protagonista.

T: Joan Colás

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