LOS VAMPIROS LLEGAN A SITGES

Segunda jornada de Sitges. Y segunda jornada con dos nombres propios.Tras Balagueró y Plaza y Takashii Miike (Yamata) ayer fue el turno de Julie Delpy (“The Countess”) y Park Chan-wook (“Thirst”) que dejaron algo más que un buen sabor de boca con sus films vampíricos.

La jornada empezó con la española “Hierro” de Gabe Ibáñez. Una historia de una mujer atormentada por la pérdida de su hijo y que la deja casi en estado de shock. La pélicula tuvo una acogida algo tímida pese a su peculiar modo de retratar la desesperación de la madre, una Elena Anaya que parece haber encontrado un lugar en el cine fantástisco.

La tarde fue para “The Countess” (La condesa) que nara la historia/mito de la condesa Elizabeth Bathory, una bella aristócrata del siglo XVI enamorada del efebo Istvan Thurzo (Daniel Brühl) que obsesionada por él y especialmente por envejecer hizo matar a varias chicas adolescentes para hacerse con su sangre y ponérsela en su piel a modo de crema antiarrugas. El film es sencillamente una delicia. Una ambientación cuidada al detalle, una textura de imagen que nos situan en los films de época de antaño y no en las postmodernas vidas de la Maria-Antoniette de Sofia Coppola (una obra injustamente maltratada, por otra parte). De hecho la historia de amor está nar, el proceso derada de tal modo que da la sensación de ver una novela romantica en imagenes en movimiento. El enloquecimiento de lady Bathory no es estridente como el de la Juana La Loca de Vicente Aranda, sino que es pausado. Vemos como la condesa sufre porque cree que su amado se ha ido con una chica más joven que ella. Como es tentada por el pérfido Miklos (Andy Gatjen) y acaba cayendo en sus trampas y en las del malvado Gyorgy Thurzo (William Hurt) de tal modo que, tras un simple golpe a una de sus criadas, empieza a creerse la teoria de que la sangre de una joven tersa la piel. Los sacrificios son tratados con tal crudeza que impactan al espectador sin necesidad de músicas estridentes, como otras muchas que se presentan en el festival y en nuestras pantallas.

La noche fue el momento del director surcoreano de cine de terror por excelencia, Park Chan-wook, que recogió su premio “La Màquina del Temps” encantado, recordando como soñaba en acudir a Sitges desde que vio que el cartel de Blue Velvet que colgaba en su habitación de adolescente se podía leer “Premiada en el Festival de Sitges”. Con mucha tímidez y tras recoger el premio presentó su nuevo film. “Thirst” es una historia de vampiros nada convencional en que el protagonista es un cura que se convierte en un chupa-sangre cuando en realidad lo que quiere es enfermar para demostrarle su amor a Dios. Aunque poco a poco se va acostumbrando y acaba solucionándolo de una manera particular sus necesidades hemofílicas. Entonces el protagonista tiene otras debilidades nuevas, como el placer de la carne y se acaba enamorando de una chica que le va a traer algún que otro problema. El cineasta da una giro al cine de vampiros con historia de amor que se aleja mucho del ofrecido por ‘Crepúsculo’. La poética del director se mezcla con un sentido del humor histriónico que hace estallar al público que es capaz de emocionarse incluso con su final.

Hoy es el turno de Pandorum, Grace y especialmente de la previa que ofrece el festival de “New Moon” (la segunda entrega de la ya citada “Crepúsculo” que provocó que ayer por la noche ya se vieran sillas y mantas en las taquillas para poder hacerse con su entrada. Parece que la sangre adolescente corre a raudales por Sitges.

T. Joan Colás

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