Hasta hace poco cuando pensaba en Arizona me venía a la mente un paisaje desértico lleno de cactus que comparte frontera con México, me acordaba del “Grand Canyon State” que bien hace honor a su nombre al presumir de una de las atracciones turísticas naturales más relevantes en el mundo.
También me saltaba a la memoria la cosmopolita Phoenix, el sitio ideal para ir de compras. De Arizona también podía recordaba su calor, pero ese calor un buen día se esfumó y el estado localizado en el suroeste de la Unión Americana se volvió un sitio hostil que se colocó en el ojo del huracán debido a la polémica ley SB 1070.
Arizona acaparó la atención nacional e internacional el pasado 23 de abril cuando su gobernadora, Jan Brewer, promulgó, avalada por el 70 por ciento del electorado, la ley que para los expertos en el tema es la más dura en contra de la inmigración ilegal de toda la historia de los Estados Unidos. Dentro del contenido más controvertido de la ley se leía que es delito la inmigración ilegal en Arizona. De esta manera el estado fronterizo fue el primero de Estados Unidos que criminaliza a la inmigración sin documentos en su territorio.
La SB 1070 daba carta abierta a la policía, tanto local como estatal, para detener a cualquier persona si hay «sospecha razonable» de que el inmigrante es ilegal, lo que se presta a terminar en casos de discriminación racial, persecuciones y la exacerbación del estado policial. También promovía demandas contra agencias gubernamentales que obstaculicen la aplicación de las leyes de inmigración y tipificaba como delito contratar a indocumentados a sabiendas de su estatus legal. Desde que se promulgó esta ley, políticos, artistas e intelectuales de distintas partes del planeta, especialmente de Latinoamérica, han manifestado su más dura desaprobación.
Una de las protestas que más ha impactado en Arizona es el boicot en contra de los productos y servicios. Y para muestra basta un botón, el estado ha perdido más de 12 millones de dólares tan solo con la cancelación de convenciones y reuniones. Las secuelas que arroja por ahora la SB 1070 son el miedo que ha provocado que la gente abandone el estado. Tan solo un reflejo de esto es el alto porcentaje de locales y casas a la venta o en renta. Entre la comunidad hispana ha generado tanta confusión que las familias no solicitan servicios públicos y en algunos casos no mandan a sus hijos a la escuela pese a ser residentes legales o ciudadanos.
Cuando julio llegaba a su fin y se esperaba la peor de las persecuciones contra inmigrantes sin papeles, la juez federal Susan Bolton propinó un grave revés a Brewer al bloquear temporalmente las partes más polémicas de la SB 1070, lo que representa una tregua para los inmigrantes sin papeles. La jueza paralizó la parte de la ley que da poder a la policía para decidir si alguien es inmigrante indocumentado o no y paró la sección de la SB1070 que autoriza el arresto de una persona sin orden de aprehensión cuando consideren posible que se encuentra de manera ilegal en el país.
Bolton también suspendió la resolución que considera delito estatal no llevar documentos migratorios y que los sin papeles pidan trabajo. El fallo de la juez federal es una pequeña victoria para los detractores de esta ley, pero la realidad es que la SB 1070 solo ha puesto al rojo vivo la discusión migratoria. El presidente Obama no ha podido lograr los apoyos necesarios para aprobar una reforma migratoria que dé a casi once millones de indocumentados la oportunidad de legalizar su estatus.
El mandatario estadounidense tiene a la puerta las elecciones de noviembre en donde requiere el apoyo de la comunidad latinoamericana que se siente defraudada por el incumplimiento de la promesa del presidente por no haber avanzado en la esperada ley migratoria. Por su parte los republicanos han utilizado la ley SB 1070 como una especie de un laboratorio a nivel nacional para la creación de leyes antiinmigrantes que buscan hacer de la inmigración su caballo de batalla para las próximas elecciones.
Por ahora el efecto contagioso de esta ley ya se deja sentir en 14 de los 50 estados de Estados Unidos que preparan leyes migratorias similares.
Pensar en Arizona tiene ahora otro significado, uno en donde ya no hay lugar para todos y en donde la intolerancia, el racismo y la violación a los derechos humanos están a la orden del día.
T: Tania Sánchez Cháidez
Rocket Magazine New York
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