Seguimos con los artistas que debes tener en cuenta si quieres llegar el lunes a la oficina con algo más que contar que los visuales de Chemical Brothers y el peinado de Skrillex. Nos habíamos quedado en la tarde del viernes, antesala del Sónar Noche, el prólogo antes de ir como pollo sin cabeza por Fira Gran Vía. Atentos:
Owen Pallett (SónarVillage 17:30): este músico virtuoso, colaborador de Arcade Fire o Beirut, se coló en los puestos de honor en muchas listas de lo mejor del 2014 gracias a “In conflict”, un álbum donde daba rienda suelta a su pop melodramático, ampuloso, exagerado, a veces épico y otras veces trágico, pero siempre con sentido teatral. No es arriesgado decir que Pallett podría ser el eslabón perdido entre el histrionismo candy de Mika y la elegancia pop de The Divine Comedy.
LCC (SonarComplex 14:00): Las Casi Casiotone (en la foto) son asturianas, les gusta más la experimentación que a un científico del MIT, y su pasado punk impregna sus trabajos que han servido incluso para ilustrar de forma sonora el espeluznante documental “Ciutat Morta”. Su fichaje por Mego (la sacrosanta casa de la experimentación sonora) les ha valido su reconocimiento internacional. Como diría el redactor jefe de este magazine “¡Fuertas!”.
Russell Haswell (SónarComplex 17:15): uno de los pioneros del ruidismo, destructor del techno hasta dejarlo en un amasijo de hierros sonoro, y uno de los puntales de Mego, sello de referencia de esta escena no apta para oídos delicados y mentes estrechas.
Daniel Avery (SónarPub 03:55): “Drone Logic”, el primer álbum de Avery, supuso una bocanada de aire fresco tech-house a un género que estaba en un punto que aburría a las ovejas. Sus temas se desarrollan progresando entre paisajes sonoros, a veces lisérgicos, otras veces enseñando músculo, pero siempre con vocación cósmica, habilidad que le ha llevado a formar parte del equipo de residentes de Fabric.
SOPHIE (SónarLab 00:35): inmersa en un mundo de chicle, anime japonés, cajas de ritmo y ropa fluorescente, SOPHIE fue uno de los grandes fichajes del sello Numbers la pasada temporada, y hits como “Bipp / Ellie” justifican su presencia en el festival. Pequeñas dosis de funk, electro, post-dubstep, house y sonido 8bits dan forma a un todo coherente y bailable.
Tiga (01:45): el canadiense es un clásico de las noches del festival, siempre en formato dj. Con muchos maxis exitosos a sus espaldas (“You gonna want me”, “Hot in herre”, “Sunglasses at night”, “Mind dimension”, “Plush”, “Pleasure from the bass”, etc etc etc) por fin se decide a actuar en directo, en lo que será una actuación en exclusiva para el festival plagada de bangers para no dejar de moverse.
SÁBADO
The Bug (SónarHall 20:30): el británico Kevin Martin domina la música urbana de bajos gordos como nadie. En su proyecto principal da rienda suelta al dubstep de raíz ragga, la bass music, los riddims, el rapeo de voz más ronca que Inés Sastre y otras brutalidades en las que participan colaboradores como Death Grips o Gonjasufi. Solo por escuchar los bajos gordísimos y titubeantes de “Fuck a bitch” la visita al SónarHall del sábado ya estará amortizada.
Special Request (SónarLab 00:35): en este nuevo alias de Paul Woolford, experto en fabricar temazos tech-house, se pone el traje raver en un proyecto que bebe del jungle, el hardcore, el drum’n’bass y otros géneros bastardos que vivieron sus días de gloria en la campiña inglesa los fines de semana, y en los guetos de Londres de lunes a jueves, allá por los 90. Su revisitación actualizando el sonido promete emociones fuertes.
PXXR GVNG (SónarCar 01:40): la elección del SónarCar como escenario de debut de este fenómeno juvenil de la era de los nativos digitales va que ni pintado para este combo de raperos locales de nueva hornada que beben del trap, el rap y otros géneros urbanos. A espera de que publiquen su primer trabajo, pero con millones de reproducciones en Youtube a sus espaldas, Yung Beef y compañía van a llenar el SonarCar de gorras ladeadas, cordones swaggers de oro grueso y Nikes Huaraches. You only live once, y esto deberías verlo, ni que sea diez minutos, lo suficiente para sentirte un poco viejo.
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