Mucho ha dado de sí el mito de Tarzán desde que Edgar Rice Burroughs en 1912 lo recreara por primera vez en ‘Tarzan de los Monos’, primera de las 26 novelas que escribiría sobre el héroe de la jungla. Pero será su adaptación al cómic y sus múltiples recreaciones para el cine lo que lo convertirán en icono cultural durante generaciones.
Quien no recuerda a Johnny Weissmuller, el cinco veces oro olímpico en natación, enfundado en su bañador de leopardo y su mítico grito de guerra antes de lanzarse de liana en liana en los ya clásicos largometrajes en blanco y negro de la Metro Goldwyn Mayer de los años 30. O a un jovencito Christopher Lambert en un menos fantástico y más creíble hombre simio en el ‘Greystoke, la leyenda de Tarzán, el Rey de los monos’ (1984); o incluso al Tarzán animado por la factoría Disney (1999) brincando a ritmo de Phil Collins. Curioso mencionar a Bo (mujer 10) Derek como la Jane oxigenada de uno de los remakes en los 80, o al mítico Rocco Siffredi en su versión x del personaje que aunque habitualmente parco en palabras aquí lo será aún más por exigencias del guión.
El personaje, ya casi centenario se convierte en el protagonista de la muestra que el Musée du Quai Branly en París le dedica hasta el 27 de septiembre. El museo, importante centro de estudio del arte y la cultura de África, Asia y el Pacífico, justifica la visión pedagógica de la exposición como una forma de acercar la visión que muchos occidentales tenían sobre África a principios de siglo pasado; buscando su analogía con las teorías darwinistas de la evolución, los paralelismos con la mitología clásica y con los superhéroes y robots contemporáneos (de hecho se expone también en la muestra el famoso robot del ‘Metrópolis’ de Fritz Lang de 1927).
‘Tarzan! or Rousseau and the Waziri.’ – Musée du Quai Branly – Paris, hasta el 27 de Septiembre
T. Eduard García