Geometría, acidez pictórica, tradición y mucha base teórica. Así es Pedro Paricio (Tenerife, 1982), artista emergente español que no para de cosechar éxitos. Lienzos con presencia, de esos que se clavan en la retina. Su obra es reconocible a leguas, demostrando que ha sido capaz de presentar una obra 100% personal.
Rocket Magazine: Hay una característica de tu obra que destaca sobre las demás, y es el uso de tu persona como individuo principal y constante en las mismas, ¿qué buscas con ello?
Pedro Paricio: Honestidad. Hablar de algo que conozco, en la medida que se puede conocer uno mismo. A la vez, con la repetición, trato de volverme trasparente para que el espectador pueda introducirse plenamente en la obra. El arte consiste en asomarnos a nuestra propia verdad que puede ser también la verdad de otros. Ahí surge la experiencia estética, en un encuentro entre la visión de un pintor y la de un espectador, ambos encontrados en una pintura.
Recurres mucho a la reinterpretación de obras “base” de la historia del arte, ¿a qué se debe?
Una declaración de principios. En una época sometida a la dictadura de la novedad llamo la atención sobre el valor del pasado como material genético. Romper indiscriminadamente con la tradición es lo mismo que aceptarla acríticamente. He oído decir que los museos están muertos, pero el muerto es el espectador que no es capaz de vivir una obra. La actualidad de una pintura no está en la fecha de su producción, ni en el medio, ni en la técnica ni en nada similar. Está en la propia obra, en su capacidad de continuar aumentando el mundo y en la capacidad del espectador para aceptar el reto. Para ver hay que mirar.
¿Se siente vértigo cuando se vende todas las obras de una exposición el mismo día de la inauguración?
No pienso en ello. En el momento que prestas demasiada atención al mercado del arte, tanto cuando vendes como cuando no vendes, pierdes la perspectiva, dejas de pintar por tu fe en la pintura para pintar por dinero. Para pintar debes creer en tu trabajo y continuar haciéndolo pase lo que pase y a pesar de todo. Esa es la única opción. Lo demás es hacer otra cosa, que puede estar bien o no, que puede tener su valor o no, pero que no es Arte.
Exposiciones individuales en Los Ángeles, Londres… y ahora Sevilla, comisariada por, ni más ni menos, Juan Manuel Bonet (ex-director del Museo Reina Sofía). ¿Cómo ha sido la experiencia?
Muy bonita. La ciudad de Sevilla es maravillosa y Juan Manuel (un privilegio trabajar con él) ha planteado una magnífica muestra. Exponer en un inmenso edificio circular neobarroco con casi 100 años de antigüedad es un desafío, una prueba de fuego para la obra de un artista, pero una buena pintura debe ser una buena pintura cuelgue donde cuelgue. Una obra maestra continúa siendo una obra maestra sobre una mesa mirando al techo o sustituyendo un cristal roto en la ventana de un gallinero.
Ahora mismo te representa Halcyon Gallery (Londres), una de las galerías más importantes a nivel internacional. ¿Crees que ha sido necesario el triunfo externo para que se te valore en tu país?
Me considero igual de valorado en mi país ahora que antes. No quiero vivir ni trabajar preocupado por el reconocimiento porque depende de muchos factores ajenos a la pintura, que es lo único que puedes tratar de controlar y donde que debes focalizar las energías. Mis padres me enseñaron que lo más importante es dedicarte plenamente a lo que haces sin pensar en el resultado. Poner toda la ilusión y hasta el último gramo de energía porque así pase lo que pase serás feliz. Tú pusiste el alma…luego el mundo va como va.
¿Qué otros proyectos tienes a corto y largo plazo?
Pintar.
+info:
www.pedroparicio.com
F: Imágenes cedidas por Halcyon Gallery.
T: Adonay Bermúdez
Rocket Magazine Barcelona
