Simplemente el musical de las estrellas hay películas que simplemente por su plantel son de obligada visión. Así que Nine, la nueva película de Bob Marshall (Chicago) con Nicole Kidman, Fergie, Penelope Cruz, Marion Cotillard, Kate Hudson, Judie Dench, Daniel Day-Lewis y Sophia Loren, debe verse.
Y más teniendo en cuenta que todos ellos, además de actuar, cantan. Pero Nine es mucho más. En primer lugar, es la versión cinematográfica del musical homónimo de Brodway basado en el excelentísimo y personalísimo film de Fellini 8 y ½, que Bob Marshall ha querido dirigir, tras su relativamente fallida Memorias de una Geisha, y le ha salido un Chicago 2. Es decir, un musical de toda la vida, excelente escenográficamente, dinámico y con unas canciones llenas de gancho que forman parte de la trama y que definen a los personajes.
Cada vez que una de las estrellas empieza a cantar, la historia avanza y sobre todo se le da profundidad al personaje que está interpretando ya que de otra manera resultaría plano. La trama es simple, a Guido Contini, director italiano de prestigio, le encargan una nueva película, pero se encuentra completamente bloqueado creativamente hablando y se sumerge en sus recuerdos más íntimos, su infancia en Italia, la lucha entre el catolicismo impuesto por su madre y la familia y los ambientes libertinos por los que se ha movido. Mientras esto sucede, su vida personal sigue rodeada de mujeres y actrices con las que se ha acostado, se acuesta o se quiere acostar, entre ellas su esposa, a quien llama para refugiarse de todo. Y dentro de este caos y estrés que vive su cerebro se desarrolla la acción y el musical.
De hecho las canciones siempre tienen un mismo escenario de fondo, un decorado a medio construir que en el terreno de lo real representa el decorado que debe servir para la próxima película que dirigirá Guido, pero que a su vez es el escenario de la memoria, cerebro y cabeza del protagonista, de manera similar a como sucedía en el film de Fellini. Y es que más o menos, las imágenes y el espíritu de 8 y ½ se mantiene, pero ese toque autobiográfico que hacía tan especial a la película original desaparece, lo que convierte a Nine en un musical más, sin personalidad e incluso frío ya que sus personajes no logran transmitir ni conectar con las emociones del espectador.
Pero lo que no se le puede negar es que es un musical lleno de estrellas. Estrellas todas ellas de un talento excelente y con unas voces, una clase y un talento innegable que llenan la pantalla sólo con su presencia, como sucede con Judie Dench, Nicole Kidman, Fergie o Kate Hudson, cuyos personajes quedan sólo pincelados pero causan impresión cuando salen a cantar.
El problema es que el mismo fallo se comete con Daniel Day-Lewis, el protagonista. Su Guido Contini queda muy perfilado, muy poco consistente, casi un pelele en manos de tanta mujer, cuando en realidad si la trama avanza es gracias a él, pero el personaje queda completamente eclipsado por tanto momento musical, dando la impresión de que Bob Marshall no ha sabido sacarle el partido suficiente a un actor tan lleno de talento.
Definitivamente el gran peso dramático recae así en Marion Cotillard. Su Luisa Contini impresiona y emociona, no sólo por la letra de sus canciones My Husband Makes Movies y Take It All, sino por su interpretación y su manera de expresar a través de su rostro y sus performances lo que siente y tortura a esta pobre mujer que quiere a su marido pero ve como se acuesta con otras sin cesar. Por lo que no es de extrañar que la actriz francesa haya acaparado tantas nominaciones y se ha llevado algún premio.
Y si se habla de premios, entre las candidatas a los galardones de este año por Nine se encuentra Penélope Cruz, actriz que es todo un fenómeno en Estados Unidos y es que cada escena en la que aparece causa la admiración de los espectadores norteamericanos y sus frases causan tal hilaridad que la sala retumba ante frases de lo más simples. Pero si uno se da cuenta sus personajes desinhibidos son los que están causando más furor, no sus personajes dramáticos que ha interpretado.
También cabe destacar a la gran Sofia Loren cuya presencia es casi espectral y de lo más adecuada para representar a la madre de Guido. Su canción de madre sufridora es muy emotiva aunque no llega a conmover porque Marshall no filma tanto lo que expresa la canción y, en consecuencia, su personaje, como a la actriz y al halo que la rodea. Lo que, como mínimo es cuestionable. Así pues se podría concluir que Bob Marshall ha vuelto a hacer un musical de lo más entretenido, digno de ver por su puesta en escena, sus canciones y sus estrellas. Su background como escenográfo lo demuestra de sobras pero aun es cuestionable su labor como director de actores ya que si en algunas escenas uno puede descubrir su trabajo en ocasiones parece, como en el caso de la Loren y Kidman, que no acierta con el enfoque que corresponde a la escena.
De cualquier modo, aunque no sea fiel a la obra de Fellini, Nine es una gran película que no engaña a nadie, es un musical de estilo clásico y teatral, plagado de números musicales impactantes que puede gustar y mucho. Por el momento se fue de vacío de los Globos de Oro. A ver que sucede en los Oscar.
T. Joan Colás