El espectador de cine independiente ya está demasiado acostumbrado a los tiempos muertos, planos largos e historias muy contenidas que dejan al espectador hecho polvo. Esto es lo que convierte a «Lola» en un film fresco, dinámico sin dejar de ser de autor.
Brillante Ma. Mendoza llega a nuestras salas para explicarnos la historia de dos abuelas, una a la que le han matado al nieto, la otra la madre del asesino. La primera no tiene dinero para pagar ni el funeral, ni los costes del juicio y la segunda no dispone de una economía suficiente para poder sacar a su hijo de la cárcel.
Las historias de estas señoras se unen de manera natural, sin giros de guiones rebuscados, sin estridencias, sin discusiones, es más cada vez que aparecen juntas las dos actrices no profesionales se crea cierto clima de intimidad pocas veces transmitido en este tipo de historias. Y es que al director le interesa especialmente retratar el día a día de una familia que es filipina, pero podría ser de cualquiera otra nacionalidad. Abuelas que tienen que cuidar de sus nietos, hacerse cargo de la casa, de sus hijos que no se pueden ir de casa y llevar la economía doméstica. Pero sobre todo «Lola» es todas las abuelas que harían lo que sea por sus hijos y nietos.
Precisamente este dinamismo, así como el sentido del humor que se filtra así como la realidad, es lo que convierte a «Lola» en un film de autor digno de ver, porque cuenta una historia dura, sin resultar agobiante, que transmite verdad y no aburriría a ningún espectador de cine comercial. Esperemos que sigan llegando films de Brillante Mendoza y no tengamos que esperar tantos años.
T: Joan Colás
Rocket Magazine Barcelona