La región de Niigata, a unos 200 km al norte de Tokyo, no es llamada «El país de las nieves» por nada: en estas tierras se registran las nevadas más intensas de todo Japón, de más de 5 metros de altura en pleno invierno. Fue este frío lugar el escogido para construir en 2003 el Museo de Ciencias Naturales de Matsunoyama.
Los encargados del proyecto son Tezuka Architects, que diseñaron para el museo una estructura que serpentea a lo largo de 111 m el terreno, siguiendo la topografía y permitiendo a los visitantes apreciar la luz y los colores visibles bajo capas de nieve de diversos gruesos. Esta parte del museo se construyó sin una cimentación firme ya que el edificio se dilata hasta 20 cm durante el verano.
Cubierto por unas placas de 6 mm soldadas a la estructura de acero, el edificio soporta cargas de nieve de hasta 1000 kg por metro cuadrado. Al estar diseñado con el material con el que se construyen los submarinos, el museo se pudo construir 4 metros por debajo de la cota de nieve, lo que permite a los visitantes observar directamente a los seres vivos bajo la nieve a través de cuatro ventanales fabricados con Perspex de 75 mm de grosor estratégicamente situados.
El proyecto se completa con una torre de observación de 34 metros de altura, el único elemento del conjunto con una cimentación normal.
Los arquitectos describen el museo como un submarino con la torre como periscopio, en un intento deliverado de contrastar con el blanco paisaje natural que ofrece el lugar en invierno.
T: Christian Lozano Chuard