Detrás de ese nombre entre extravagante y ridículo se enmascara Connan Hosford, un joven majareta de Nueva Zelanda que bien podría haber acabado de firmar la banda sonora de la última película de Tim Burton.
No es un niño, aunque sus canciones en falsete puedan hacerte pensar lo contrario, y ya llevaba unos cuantos años construyendo su insólito imaginario en la banda de blues-pop Connan and the Mockasins, disuelta en 2007. Tras un debut en solitario muy bien recibido, Please Turn Me Into The Snat, Connan se pasea ahora por Europa con Forever Dolphin Love, que en realidad no es más que las canciones del anterior y unos cuantos temas extra en directo.
Tocó en la última edición del Primavera Sound, aunque seguramente no te diste cuenta de lo que este locuelo neozelandés fue capaz de hacer con poco más que un guitarra. Atrévete y descubre unas canciones de títulos imposibles, sonidos temblorosos y melodías interpretadas por niños con pianos Casio.
El disco no es precisamente lo que a tu abuela le gustaría verte escuchando. El tema que le da título por ejemplo son 10 minutos que te introducen en su viaje rocambolesco con una escalofriante cacofonía que roza los 4 minutos y que suena como niños jugando en un parque de atracciones abandonado. En conjunto Forever Dolphin Love es un compilado de exquisitas bizarradas que suenan a jazz y psicodelia, astutamente disfrazadas de pop fantasioso.
T: James McSherry
Rocket Magazine Barcelona
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