Entre la broma y la genialidad. Por si todavía no lo conoces, Rebolledo es un tipo curioso de México que practica una suerte de minimal techno nada sofisticado, aderezado con su particular voz y sus letras casi inframentales. Un maldito genio.
El tío se dio a conocer en todo el mundo clubbing con su mega-hit «Guerrero», que contenía su grito de guerra («Guerreroooooo») y versos tan jodidamente adictivos como simples («Soy un guerrero, y busco peligro. Salgo de noche. No quiero reproches»). A medio camino entre Front 242 y Muchachada Nuí.
«Supervato» (Cómeme Records) es su primer largo. Entrando en materia diremos, así a bote pronto, que menos es más. O eso, o es que no tiene medios suficientes ni conocimientos para hacer un álbum rico en arreglos y producción. No asustarse. La virtud de los seres humanos radica en convertir las desventajas en ventajas. El hecho de que las bases que utiliza Rebolledo sean de una precariedad que asusta, las convierte en monolíticas, espartanas, contundentes… sin artificios. Aquí la cosa va de EBM revestida con un barniz de minimal de Colonia marca de la casa Kompakt. Y es que el sello de Michael Mayer ha adoptado a Rebolledo como el sobrino travieso al que se le ríen todas las gracias, y esto le ha llevado a codearse en las colaboraciones con gente como Matías Aguayo (su mecenas) o Superpitcher.
En tiempos donde la popularización del software de creación musical (Ableton Live) nos ha llevado a una situación en que la mayoría de los productores de música 4×4 refinada suenen igual (con la misma librería de sonidos, con los mismos efectos…) Rebolledo supone una brisa punkie, una lanza a favor del Do It Yourself, una vuelta a la prehistoria tecnopop… y a la vez una solemne bizarrada. El «cuorum» entre la parroquia clubber va a ser imposible.
F: Rebolledo
T: David Moreno
Rocket Magazine Barcelona
httpv://www.youtube.com/watch?v=LwWZI_k3Vlg