El trabajo del fotógrafo alemán es indispensable, no solo para entender la fotografía contemporánea, sino la fotografía de autor más allá del trabajo documentalístico. Y es qué no podemos ser imparciales cuando de Newton se trata, ya que ha sido el estandarte de la belleza y la feminidad, sensualidad absoluta, fetichismo puro y duro.
De origen judío, nacido en Berlín en 1920, fue marcado durante su vida por diferentes episodios más o menos trágicos. La persecución nazi, la huída a Singapur, la Segunda Guerra Mundial, sin imaginar siquiera, que su trabajo sería de gran influencia para el mundo de la moda.
Se dice que el propio Newton desarrolló una pasión por el oficio a la edad de 12 años, inspirado y altamente influenciado por la fotógrafa de moda Yva (Else Simon), con quien trabajaría como aprendiz dos años, antes de tener que huir de Alemania en 1938.
Durante el exilio, Helmut trabajó como fotógrafo periodístico, después ingresó al ejército en Australia, para finalmente montarse su propio y pequeño estudio de fotografía en Melbourne, justo antes de contraer nupcias con la actriz June Brunell en 1948, quien más tarde también se dedicaría a la fotografía adoptando el seudónimo de Alice Springs.
Con Newton tenemos una constante: desnudos, erotismo, retrato y moda. Mucho se habla del papel de la actriz en catapultar la carrera fotográfica de su marido con las grandes cabeceras editoriales: Vogue, Marie Claire, Elle, de todos los rincones, pasando por Nueva York, París e Italia.
Paloma Picasso, Verushka, Jerry Hall, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Elizabeth Taylor, Madonna son solo algunos de los rostros más famosos que fotografió antes de morir en un accidente de tráfico en Los Ángeles en el 2004.
La carga erótica femenina y en algunas series un tanto voyeur rodeado de fetichismo, hace que el trabajo de Newton una tenga una estética propia y configure nuevos dictámenes en la iconografía de la moda.
T: Fernando Aguileta de la Garza
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