Hace un par de días fui a recoger las invitaciones para el desfile de José Castro al estudio donde se ha instalado estos días en Madrid y pude ver las miniaturas de ‘Aurora’. “La colección está inspirada en un guacamayo que nos robaron” me comenta Castro antes de ver el conjunto. “Y fíjate, este vestido está hecho con alarmas de Inditex”.
Lo primero que se me pasa por la cabeza es como puede haber desalmados por ahí robando guacamayos que formaron parte de la vida de Castro y de su familia durante veinticinco años. Y lo segundo que pienso es que Castro, de nuevo, va a aportar “color” a la pasarela madrileña.
Sobre la pasarela rojos, amarillos, azules y verdes dominan las primeras salidas de un show presidido musicalmente por Michael Jackson y en el que brillan los cristales, lentejuelas, pliegues origami, animal prints y tejidos frescos como el lino a los que la impronta de Castro les sienta más que bien.
Avanza el desfile y Castro va dejando el Amazonas para adentrarse en estampados grafiteros, hombreras marcadas y baggies que recuerdan a Mc Hammer. Las plumas en faldas y vestidos o un dos piezas en denim calientan las salidas finales en las que antes de fundirse a negro Castro hace “parada y fonda” en el dorado con piezas como una torera plagada de collares y otros juegos volumétricos que han despertado los aplausos espontáneos del público en varias ocasiones.
Castro es un lujo que nadie quiere perderse. Así estaban las gradas, abarrotadas de público, prensa especializada y un front row en el que destacaban sus abuelos, Amelia y Machinas, a los que Castro ha dedicado la colección.
Lo +
– La habilidad de Castro para optimizar sus partnerships. Los cristales de Swarovski y las gafas de Marchon recicladas en complementos convencen.
– Las maxicarteras de mano planas de las primeras salidas.
Lo –
– Los peinados y el maquillaje de las modelos siguen los mismos parámetros que la pasada colección. Aún así, nos gusta.
T. Juan Rodríguez
